RELIGION en Peñíscola

El crecimiento urbanístico de la ciudad en las últimas décadas no ha hecho que sus habitantes olviden su condición de sede pontificia en los años del Papa Luna, y aún hoy la religión en Peñíscola es una tradición muy arraigada.

La religión en Peñíscola a lo largo de sus siglos de existencia ha tenido una gran importancia. A pesar del origen musulmán del primitivo castillo, Peñíscola es, desde la reconquista en tiempos de Jaime I (1233) territorio cristiano.

Si bien es cierto que Peñíscola es conocida por la fortaleza demostrada en toda su historia, hay una efemérides que, sin duda alguna, convertiría a Peñíscola en una ciudad muy importante dentro de la cristiandad: el Cisma de Occidente. La división que se produjo después del Cisma hizo el Benedicto XIII (entonces Papa de Aviñón) se refugiara en el Castillo de la ciudad, convirtiéndola en sede pontificia. Este papa fue Don Pedro de Luna, que tomaría el sobrenombre de Papa Luna. Dos palabras que, a día de hoy, pueden verse en cada esquina de la ciudad.

Igualmente importante es la devoción que los Peñiscolanos tienen a su patrona, la Virgen de la Ermitana, incluyéndola en muchas de sus costumbres y tradiciones. Practicantes o no, todos los vecinos de Peñíscola tienen un sentimiento muy especial hacia su patrona, a quién dedican sus fiestas en septiembre y a la que podrás ver en la iglesia con majestuosa fachada anexa al Castillo.

Los cultos, en cambio, no son en esta iglesia; reservada únicamente para ocasiones especiales. Las misas se celebran en la Iglesia de Santa María; situada al lado del Ayuntamiento, en la parte baja del casco antiguo en su entrada por el Portal Fosc (Portal Oscuro). La reconocerás muy fácilmente por su color azul celeste.

Por tanto, es imposible separar religión de Peñíscola, aunque como se ha comentado en otros apartados de la guía, la población local es muy respetuosa con cualquiera que les visite, tengan la creencia que tengan.